La comida no se tira: 5 tendencias sostenibles vistas en los supermercados

tendencias sostenibles en los supermecados

El desperdicio de comida es una de las tareas pendientes de prácticamente todos los países desarrollados. Las cifras no dejan lugar a dudas: cada año se producen más de 4.000 millones de toneladas de alimentos en todo el mundo y, solo en España, se desperdician 7,7 millones de toneladas en ese mismo periodo de tiempo.

Para saber en qué momento se produce esta pérdida podemos recurrir a un informe elaborado por Nielsen y la AECOC titulado Gestión del desperdicio alimentario en la gran distribución. Según este documento, cerca de un 35% de este desperdicio se produce durante el transporte y más del 40% en los hogares. En el caso de los supermercados el total de comida que se tira a la basura representa un 5% y de este porcentaje, más de la mitad corresponde a los productos frescos.

A pesar de lo elevadas que siguen siendo estas cifras, lo cierto es que se ha avanzado mucho en los últimos años, no solo logrando reducir la cantidad de productos que se pierden, también con la entrada en vigor de normativas y estrategias para dar salida a los productos que no se venden.

La sostenibilidad es el futuro del retail y por este motivo son muchos los supermercados que han implantado protocolos para evitar el derroche y crear un sistema de distribución de alimentos más sostenible. ¿Cómo?

Ofertas de última hora

La fecha de caducidad de los alimentos es un aspecto controvertido. ¿Qué nos indica exactamente? ¿Existe realmente un riesgo de intoxicación cuando pasamos ese día límite o el producto simplemente pierde propiedades de sabor y gusto? Se trata de un asunto que genera polémica y es mejor dejar el debate en manos de expertos.

Sin embargo, más allá de la discusión, la cuestión es que, por el momento, los alimentos llevan esa fecha de caducidad y que, por lo tanto, los supermercados deben deshacerse sí o sí de ellos una vez se ha superado. Por esta razón se han ideado las fórmulas «última oportunidad», que no son más que grandes descuentos en aquellos productos que están a punto de caducar para facilitar que los consumidores los compren y así evitar que terminen en la basura.

Donaciones

Es una de las estrategias de reducción de desperdicio alimentario más practicadas. De hecho, un elevado porcentaje de los alimentos que distribuyen las entidades sin ánimo de lucro procede de lo que donan los supermercados. Y es que existe una gran cantidad de productos que no se terminan vendiendo por cuestiones comerciales o estéticas pero que son perfectamente aptos para el consumo.

Ajuste del stock

No es la primera vez que hablamos de lo importante que es la gestión del stock para garantizar el éxito de todo punto de venta. Una de las razones es, precisamente, a la hora de no contar con excedentes que después debamos desperdiciar y es que si una gran cantidad de producto llega a caducar en la tienda, es síntoma de que algo en la gestión del stock, ha fallado.

En esta línea, contar con la tecnología adecuada es fundamental ya que, permite a los supermercados controlar todo tipo de variables como el número de unidades por caja, la cantidad y frecuencia de aprovisionamiento de las tiendas o la variación de precios en función de la caducidad, por ejemplo.

Atención a todo el proceso

Es responsabilidad de los supermercados controlar todo el proceso, más allá de lo que ocurre en el punto de venta físico. Y es que parte del despilfarro de alimentos se produce también como consecuencia de errores a la hora de elegir los envases, en la forma de conservar los productos, o bien, durante transporte ya sea porque se somete a los alimentos a movimientos bruscos o temperaturas inadecuadas que puedan romper o estropear los alimentos.

Con la ayuda de los consumidores

Si, como dicen, la unión hace la fuerza no es de extrañar que los supermercados hayan decidido involucrar a los consumidores en la lucha por terminar con el despilfarro de alimentos. Es así como cada vez somos más testigo de iniciativas que permiten a los consumidores ser parte activa de la solución.

Es el caso de las aplicaciones móviles que permiten “salvar” aquella comida que está a punto de caducar y adoptarla para nuestra cena. Básicamente estas herramientas permiten a los usuarios comprar los excedentes alimenticios de los comercios. Algunos supermercados ofrecen los productos sueltos, para hacer la compra con total normalidad, pero solo de aquellos productos que están a punto de desaparecer, otros, organizan lotes de productos ya cerrados. Solo hay dos particularidades: la compra se hace siempre a última hora y todos los productos tienen un descuento en el precio.

Otra opción es el intercambio de productos entre usuarios o, incluso, la organización por parte de los supermercados de talleres, cursos y actividades en los que aprender recetas de aprovechamiento, técnicas para optimizar la compra –y no adquirir productos que no necesitamos– y trucos de conservación de alimentos. Todo ello acciones que además van encaminadas a potenciar la experiencia de compra de los usuarios.